sábado, 26 de marzo de 2011

DEBO ACEPTAR...DEBO APRENDER...


  • DEBO ACEPTAR que agradarle a alguien hoy no garantiza el agradarle mañana. Y eso no tiene por qué ofenderme si lo acepto…
  • Si acepto que a veces las personas no pueden dar más.
  • Si acepto que quien esté conmigo tiene derecho a no estarlo, y a que yo ya no le guste.
  • Si acepto que quien amo, tiene derecho a tomar sus propias decisiones, aunque a mí no me satisfagan.



  • DEBO MEJORAR mi amor propio…





    •  
      •   Para que la partida de quien quiero no me haga sentir despreciado, humillado o rechazado.
      • Para no ser tan sensible al abandono.
      • Para no terminar creyendo que me dejaron por feo o por tonto, y poder aceptar que simplemente funcionó el tiempo necesario.
      • Para no arrastrarme poniéndome de alfombra a los pies de nadie.



  • DEBO RECORDAR que a veces, lo bueno se obtiene esperando y presionando se arruina. Por eso es necesario tener paciencia, esperar tranquilamente y RECORDAR…





    •  
      •   Que la impaciencia es producto de un impulso emocional, el cual tal vez pronto pasará.
      • Que la impaciencia asfixia a quien está conmigo.
      • Que la presión se puede convertir en irrespeto.
      • Que tomar una decisión mientras estoy impaciente es peligroso, porque estoy influido por un estado emocional extremo y pierdo toda objetividad, ahí no va mi verdad, sino mi impulso, mi compulsión, y podría hacer algo de lo que me arrepienta.
    • Además, si soy paciente no veré la espera como sufrimiento.
    • DEBO APRENDER a no ser posesivo. Que alguien se marche no es perder una pertenencia que me gustaba mucho. Mi pareja no es mía, es prestada, y “su dueño” tiene derecho a llevársela cuando desee. Y aunque “ser dueño” de alguien brinde más seguridad que tenerlo prestado, debo entender que eso es una ilusión. Aunque la crea mía, no lo es, por lo tanto…
      • No puedo decidir sobre la vida de quien esté conmigo.
      • No puedo esperar que actúe sólo de acuerdo a mis deseos.
      • No debo controlarle, manipularle, adueñarme de ella, ni decidir su destino.
      • No debo reclamarle a la vida por hacerme devolverle lo que me prestó.
    Pero sobre todo… DEBO APRENDER… QUE NUNCA DEJARÉ DE APRENDER, y mientras continúo aprendiendo, debo permitirme vivir y sentir.Y ahora, que me empiezo a recuperar de los dolores sufridos gracias a ni siquiera haber aprendido que aún queda mucho por aprender, lo único restante por hacer es, en medio de unas cuantas lágrimas, tomar un gran suspiro y decirme a mí mismo…¡Bueno amig@…volvamos a empezar!
    Texto extraído del libro: “Extrañando a Dina”

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