viernes, 29 de abril de 2011

CERTEZA SIN EL ACARAMELADO DE LA DUDA Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan


A medida que nuestras lentes se hacen más nítidas y claras, todas las verdades internas y externas se VEN bajo la gran luz brillante del escrutinio. Tenemos tantas décadas en nuestro haber, ¿por qué no podemos recordar quiénes somos y qué viene después? Antes la prueba estaba en la experiencia, ahora quién puede permitirse la experiencia. Nos inclinamos hacia delante en el asiento del alma y nuestro corazón interno nos conduce hacia las aguas inexploradas de los cambiantes mares de confusión. Se requiere certeza sin el acaramelado de la duda para cumplir con nuestras obligaciones divinas. La duda no puede vivir en las elecciones clase A de un mundo que está entrando en la comunidad cerrada del ‘menos que’ y del ‘no hay suficiente’.
La vida es más densa y contiene más que en el pasado. Las expectativas inesperadas toman tiempo, energía y corazón. La Tierra ha cambiado y también su gente, ajustándose continuamente a todo lo que se les arroja. Las personas se endurecen y se ablandan al mismo tiempo. Este conflicto crea tensión en el cuerpo causando dolores y molestias inesperadas. En estos cambios y energías venideros, es imperativo avanzar para no hundirnos en las arenas movedizas dimensionales de la Tierra.
Nos doblamos e inclinamos ante las exigencias de la vida, encontrándonos en el limbo la mayoría de las veces, queriendo escapar y al mismo tiempo queriendo detenernos y abrazar todo lo que nos rodea. La vida está cambiando tan rápidamente que sabemos que tal vez no sea igual mañana. Se pulsan las cuerdas del corazón, se tira de las billeteras y las emociones están en carne viva y sangrando. Las energías no llegan tan reconfortantes y suaves, sino como espinas en la cabeza y el corazón.
Entren suavemente en estos tiempos turbulentos que se aproximan. No esperen que ellos los sostengan mientras gritan, lloran o se conduelen. Permítanles ser lo que son y permítanse ser lo que son –muy humanos en un campo de juego divino que cambia y los desafía todos los días. Sean como un arrecife en alta mar y permitan que las energías naden alrededor, manténganse firmes en quienes son y no se pierdan a sí mismos cuando lleguen las olas grandes. No hay una solución rápida ni una aplicación para lo que todos estamos destinados a atravesar. Como en las secuencias filmadas del clima inclemente de los últimos tiempos, cuando llegan los tornados, cuando llegan los tsunamis, ¿se dan la vuelta y salen corriendo, o simplemente se quedan quietos?

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