martes, 26 de junio de 2012

Padres e hijos: ¿Sobreproteger o educar en la responsabilidad?


“Sólamente dos legados duraderos podemos aspirar a dejar a nuestros hijos: uno, raíces; el otro, alas”. Carter.

Hay muchos padres que, bien sea por culpa o por miedo de convertirse en “malos padres” o por comodidad, adoptan una actitud excesivamente protectora hacia sus hijos. Los niños sobreprotegidos o demasiado consentidos se convierten en adultos vulnerables y, a menudo, despóticos y agresivos.

No se les está preparando para la vida en libertad, sino en la dependencia de que los demás les den aquello que necesitan. Esas personas fueron condicionadas por sus padres a que todo lo merecíancon tan sólo extender su mano. Y como aprendieron esto en seno de la familia, creen que todos los demás tienen la misma obligación de cuidarlos y cubrir todas sus necesidades.

"Es que no quiero que mi hijo, pase por lo que yo pasé”, concluye una madre. La pregunta es: "¿vas a estar durante toda la vida de tu hijo tendiendo pétalos de rosas para que no sienta en sus pies que en el camino también hay espinas?" El niño debe aprender desde su propia experiencia a resolver conflictos, a negociar, a jugar, a compartir, a ganar,... y... también a perder, a diferenciar lo necesario de lo prescindible, lo que es importante para él,...

Sabemos que quien durante su infancia no ha tenido experiencias de frustración o no ha aprendido a canalizarlas, será un candidato idóneo para sufrir conflictos psíquicos en la edad adulta. La sobreprotección impide adquirir recursos para hacer frente a las crisis, a las pérdidas, los cambios, la enfermedad y la muerte. Los niños sobreprotegidos se convertirán en adultos que sólo estarán preparados para vivir en entornos protegidos o para las situaciones de éxito. Cuando aparezcan los primeros conflictos y frustraciones, no sabrán cómo gestionarlos y se sentirán fracasados, inferiores e injustamente tratados por la sociedad, por los amigos, los padres,... Siempre habrá un culpable que los reafirme en su rol de víctima. Es difícil renunciar a ese lugar de privilegio y "comodidad".

Educar en la responsabilidad es más lento y difícil. El sentido de la responsabilidad no se construye de forma espontánea. Sergio Sinay lo dice muy claramente: "Ser padre es crear una vida y hacerse responsable de ella, instrumentándola para que encuentre su propia autonomía y su cauce en el mundo.../... Lo hemos engendrado no para dejarlo a la deriva, náufrago en el mar de la existencia, sino para guiarlo y educarlo. No es un juego, es una responsabilidad, cuya deserción cobra precios altos". Un precio que no sólo pagará el niño y la familia, sino la sociedad en general.

Me surge una frase que una vez escuché a una persona a quien valoro y respeto, y con la cual no puedo estar más de acuerdo: "La libertad crea desarrollo. El libertinaje crea desamparo". Y añado aquella que habla desde la fuerza de la evidencia: "Si lo que quieres ofrecer a tu hijo es un amigo en lugar de un padre... has dejado a tu hijo huérfano de ti".

PSINERGIA

No hay comentarios:

Publicar un comentario