jueves, 23 de agosto de 2012

¿Dios está afuera o dentro tuyo? por Claudio María Domínguez.





La devoción, la adoración, la idolatría hacia un ser exterior. Al menos, te abre el corazón y va bajando el ego. Hasta que llegues a un punto en que te des cuenta de que estás haciendo una separación entre Dios, el amor y tú.
Siempre estuvieron unidos, toda separación es parte de la dualidad a la que nos lleva la mente, que no ha podido comprender la unidad, o que la entiende desde un punto de vista meramente intelectual; pero no logra vivirla. Dios y tú no están separados. El amor es la esencia de Dios, su manifestación; y Tú eres eso.
La forma más clara de tratar que esa separación desaparezca, de una vez por todas, es que ya que crees en una idea de Dios, sea cual fuere, ámala de un modo tal, tan incondicionalmente, que entonces sí, en un punto, te fundas en esa imagen, y sientas que son lo mismo. Tú te conviertes en eso. Ya no hay más separación, y entras en tu visión de lo que es Dios.
Ya no está Dios allí y tú acá. Hay un amor que consume todo y genera una unión. Te pierdes en ese amor, te pierdes en la idea de Dios. Comprendes que eras mucho más que este cuerpo, que es absolutamente limitante, con respecto al estado real del Ser.
Krishna dice, en las sagradas escrituras de la India: “Ríndete ante mí. Entrega sentimientos, emociones, acciones, palabras, y en ese instante en que entregues todo, te fundes en mi, te fundes en la idea de Dios. Te vas a perder en mí.” Lo que, obviamente, significa que te ganas para siempre a ti mismo.
Son las mismas palabras de Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, “Dios, Yo y el Padre somos uno”, “El que me ve a mi, ve al Padre”, “Ustedes están hechos a imagen y semenjanza de Dios”.
En el momento en que esa adoración vuelve a colocar a esa figura en un pedestal, dijimos que es un paso muy hermoso y muy necesario; pero debemos seguir creciendo, no quedarnos en eso todo el tiempo, ya que por más bella que resulte, sigue siendo una separación.
Dios allí y yo acá, no es verdad.
Si todavía tu mente se interpone y no te deja creerlo con simpleza, vuelve a leer y releer las frases tan sublimes que sobre ese concepto nos han brindado los grandes avatares, los seres de divinidad consciente que han encarnado en el planeta, y que son venerados por las distintas religiones.

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