viernes, 28 de marzo de 2014

ACLARACIONES CON ESPERANZA: NÓMADAS Y SEDENTARIOS...♥








Todos los hombres son nómades desde el nacimiento.

Cuando crecen, algunos se hacen sedentarios y otros no.

Los sedentarios se quedan siempre en un mismo lugar y ven las cosas siempre desde un mismo punto de vista. No se mueven de sus lugares ni para mirar ni para vivir.

En cualquier momento de la vida, un sedentario puede empezar a ver la vida de otra manera si aprende las maneras naturales de los nómades.

La transformación de sedentario a nómade entraña algunos dolores necesarios. Tendrán que aprender de nuevo casi todas las cosas y empezarán a llamar a las cosas por otros nombres.

Dejarán atrás esa costumbre de caminar en línea recta para ir desde sus casas al trabajo y desde el trabajo a sus amores.

De a poco, aprenderán a caminar en espiral como los nómades.

Caminar en espiral protege a los nómades de los tornados y de los granizos.

Cuando la tempestad los sorprende a la intemperie, se adhieren a la tierra y esperan a que dejen de volar ramas por el aire.

Cuando todo pasa vuelven a caminar en espiral.

Esta manera de caminar no sólo es útil en las catástrofes sino en cualquier día del año y de la vida.

Les permite mirar los abajo, los arriba y los costados de todas las cosas, incluidas las flores, los jarrones, los techos y las mariposas.

Hay otras condiciones básicas para transformarse de sedentarios en nómades dado que no sólo caminan en espiral sino que vuelan por los siete puntos cardinales del espacio.

En relación a esto, es necesario que los sedentarios están atentos al período en que comiencen a desarrollarse las alas.

En esos días y en esas noches, sobre todo en esas noches, pueden tener sensaciones de vértigos o náuseas o un incontrolable deseo de llorar arrepentimientos antiguos. Se recomienda en esos casos, mirar o recordar el vuelo de los pájaros y hacer de cuenta que los pies se apoyan en las nubes.

También se recomienda llamar por teléfono o ir a la casa de algún nómade (no importa si son las tres de la mañana) para hablar de las cosas que les pasan o para hablar de las migraciones de las golondrinas o de la alegría de cualquier gorrión.

Hablar con los nómades acerca de estas cosas produce siempre un gran alivio en el corazón y en las articulaciones de todo el cuerpo. Sobre todo, produce un gran alivio en los laterales de la espalda, en los precisos lugares donde se está produciendo el nacimiento de las alas.

Además de estas transformaciones básicas, los sedentarios tendrán que aprender a dejarse sorprender por las lluvias y no andar siempre pendientes de paraguas. Los nómades aman la lluvia y se dejan conocer por ella.

Los sedentarios que culminen estas transformaciones serán bienvenidos en los caminos y en los vuelos de los nómades.

Lamentablemente, algunos se quedan a mitad de camino.

Alcanzan a hacer solamente algunas piruetas caminando en espiral o con las primeras gotas de lluvia, salen corriendo en línea recta a buscar un paraguas.

Aunque parezca extraño, podría darse el caso de que algún nómade decida transformarse en sedentario. Esto no es común pero si ocurriese, seguramente guardará sus alas en algún estante y saldrá por los asfaltos a caminar en línea recta.

No se garantiza que este tipo de transformaciones no lo lleven rápidamente al exterminio.

Entre los nómades no existe el nomadismo como doctrina.

No existen las doctrinas ni las ortodoxias.

Nada más lejos de los nómades que encerrarse adentro de los ismos.



Cuando se pluraliza hablando de los nómades es nada más que a los efectos de incluirlos en las generalidades de la especie.

Los nómades no tienen uniformados los sentimientos ni las razones.

Saben que a pesar de las identidades que le da la especie, ser nómades es una construcción del corazón y de la mente, a partir de los latidos personales.



Bajo ningún concepto, bajo ninguna razón, bajo ningún sentimiento, deberá entenderse que las diferencias entre sedentarios y nómades son abismos infranqueables.

Cualquiera sabe que precisamente aprender a volar se hace imprescindible para atravesar abismos.

Frente a los abismos, los pies comprueban sus limitaciones y es ahí donde las alas empiezan a tener razón de ser.




VÍA TIEMPO DE MUJER

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